Reflexiones dia 18 de Octubre
No hace mucho comentaba que donde estaba Alcaraz que desde las Elecciones de Mayo no se le escuchaba, pues se ve que ya han terminado las vacaciones de verano, comienza el otoño y se acerca la nueva campaña electoral y hay que comenzar a mover el cotarro, ayer convoco una manifestación para salvar a España de la ruptura, acudir a los actos en desagravio por las víctimas del terrorismo a eso no, pero manifestarse para generar problemas y mas crispación el primero, menudo personajillo impresentable.
La memoria histórica según la iglesia Española solo importa si es para alabar a los del bando fascista, los demás no cuentan ni importan, ahora que la Iglesia quiere sembrar un poquito más de división entre unos y otros y van a beatificar a cuatrocientos y pico mártires, pues que tomen nota de la carta publicada en el país que a continuación copio.
Hay que recordar que el "alzamiento" triunfó en Mallorca sin lucha, y que antes del mismo tampoco se había ejercido violencia alguna contra las gentes de derechas o la Iglesia, lo que no impidió la sangrienta represión, los centenares de asesinados en las cunetas de las carreteras por haber figurado en listas electorales del Frente Popular, por estar afiliado a un sindicato o pertenecer a un partido de izquierda o incluso de centro.
En aquel clima, Jeroni Alomar contribuyó decisivamente a salvar la vida de algunas personas -alcaldes o concejales de algún pueblo vecino al suyo-, facilitándoles la huida en barca a Argelia.
Detenido y juzgado en uno de aquellos vergonzosos consejos de guerra por "auxilio a la rebelión", fue fusilado en junio de 1937.
Sin duda, Jeroni Alomar era "culpable" de su "delito". Este delito, en términos laicos, no era otro que sentido de justicia, solidaridad con las víctimas y profunda humanidad. Pero, además, y si no me equivoco, tales sentimientos y comportamiento se ajustan a lo que, según dicen, debe entenderse por "caridad cristiana"; dicho en otras palabras, desde el punto de vista católico este sacerdote fue fusilado precisamente por cumplir con su obligación de buen cristiano y de sacerdote (por cierto que el obispo -Miralles-, incondicional de los sublevados, consintió el crimen sin mayores protestas).
Si la Iglesia fuera otra cosa que una monumental, monstruosa, estructura de hipocresía, ¿no es evidente que debería exponer para admiración e imitación el ejemplo de ese sacerdote? ¿Por qué no lo hace? ¿Por qué será que no me sorprende en absoluto que la jerarquía católica ni siquiera mencione este caso, sino que trate de cubrir de olvido al pobre Jeroni Alomar, culpable de haberse creído lo de la caridad cristiana.
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